TEMAS DIVULGATIVOS ACAPDE

 

1. ¿Cuál es el límite de lo humanamente posible?

2. La concentración: siempre en el olvido

3. ¿Podemos mejorar la concentración?

4. ¿Por qué practicamos deporte?

 


¿Cuál es el límite de lo humanamente posible?

   Muchas veces creemos que el hombre no podrá saltar más lejos, ni correr más rápido, pero entonces llega otro atleta y bate un récord que se creía insuperable. Aquí entra en juego el papel de la psicología del deporte.

   El psicólogo deportivo pretende contribuir a alcanzar el máximo rendimiento que se pueda conseguir dentro de los límites genéticos, fisiológicos y bioquímicos de cada deportista como persona individual. Muchos entrenadores y deportistas piensan que el entrenamiento psicológico puede aplicarse sólo a deportistas de alto rendimiento. Este es un grave error, pues el entrenamiento de destrezas psicológicas es beneficioso para todo tipo de personas de cualquier edad y/o nivel de habilidad deportiva.

   Para dominar perfectamente tanto una habilidad física como una psíquica se necesita tiempo. La preparación psicológica de un deportista debe durar tanto como su carrera deportiva. Este tipo de entrenamiento debe ser planificado y supervisado por un psicólogo cualificado en el deporte. El cual no realiza un trabajo individual, pues debe ser colaborador del entrenador. Ambos deben estar de acuerdo y creer en lo que se está haciendo, de no ser así la preparación psicológica no tendrá sentido, utilidad, ni eficacia.

   El grado de capacidad de relajación, de concentración, de motivación no es innato. Son innatas las capacidades, pero no su grado de desarrollo. Y es aquí en donde la psicología del deporte trabaja para mejorar.

   Estas destrezas psicológicas, al igual que las físicas, se adquieren con entrenamiento continuado. En el desarrollo de los programas de entrenamiento no se puede olvidar que no existen dos individuos o equipos con idénticas necesidades, lo cual obliga a crear un plan específico para cada caso. Entrenadores y psicólogos deberían poseer la capacidad de ofrecer técnicas alternativas que se puedan adaptar a cada persona en concreto.

    Desde aquí se pretende ofrecer una información básica sobre diversos aspectos de la psicología del deporte, tanto para los deportistas como para los entrenadores de todo tipo de deportes.

Yaiza Henríquez Cárdenes
Licenciada en Psicopedagogía. Atleta. Especialista en Psicología del Deporte.

Arriba


La concentración: siempre en el olvido

   Cuántas veces hemos oído a alguien decir “concéntrate” o “no te agarrotes” y nos hemos preguntado qué es lo que esa persona estaba queriéndonos pedir que hiciéramos. Muy frecuentemente, no es sólo el deportista el que está confuso, sino que incluso el propio entrenador tampoco sabe lo que significa.

   Una de las claves para lograr una eficaz actuación deportiva no es otra que la concentración. Pero, a pesar de su importancia, en la práctica muy pocos entrenadores enseñan a los deportistas como concentrarse con la máxima eficacia.

   Los entrenadores suelen caer en el error de asumir que su deportista está concentrado eficazmente si gana, o ineficazmente si su rendimiento está por debajo de sus expectativas. Si, además, sumamos la incapacidad por parte de la gran mayoría de los entrenadores para definir el concepto de concentración: ¿Cómo es posible que éstos enseñen algo acerca de lo que no han pensado lo suficiente?.

   Para que un deportista responda a la instrucción de concentrarse dada por su entrenador, éste debe definir específicamente el tipo de concentración que le gustaría que el deportista desarrollase, pues existen diversas.

    Para ello, debe conocer los distintos tipos: amplia, cuando el deportista es sensible a varias señales al mismo tiempo o reducido, si considera una sola señal o muy pocas; y también si es interna, hacia los propios pensamientos o cuerpo o, bien externa, hacia el oponente, la pelota, etc. Ambos, se combinan entre sí, para dar lugar a cuatro tipos de atención.

 

El agarrotamiento.

     Podemos afirmar que un deportista está agarrotado cuando su actuación parece deteriorarse progresivamente y se muestra incapaz de recuperar el control de la ejecución por sí mismo.

    Las situaciones que conducen a un deportista al agarrotamiento están altamente individualizadas. Pero se sabe que cuanto más emocionalmente importante es un acontecimiento para el deportista, más posibilidades de agarrotamiento existe. Esta es una de las razones por las que la calidad de juego en los partidos oficiales es, a menudo, inferior a la habitual. También favorece el pensamiento del deportista acerca de la importancia que tiene y de las consecuencias de un enfrentamiento. O sea, ganar o perder, clasificarse o no, etc. Debemos, entonces, focalizar la atención en el proceso, no en el resultado.

Para entrenadores y psicólogos.

    Existe una creencia no demostrada en el deporte: “los buenos entrenadores no hacen buenos deportistas”. Si esto es verdad, una razón podría ser que el entrenador exige demasiado al deportista, evitando que éste piense y analice.

    Psicólogos y entrenadores deben ayudar a sus deportistas a reconocer las demandas atencionales deportivas, a identificar sus puntos fuertes y débiles en cuanto a la atención y enseñarles a controlar la concentración. Aspectos decisivos en el éxito deportivo.

    La psicología del deporte a través de técnicas como la relajación y ofreciendo un foco específico de entrenamiento, trata de reducir dicho agarrotamiento muscular.

    Pero, cuando el deportista no puede detener este fenómeno, el entrenador/psicólogo debe ofrecer un estímulo simple en el que concentrarse.

    Y qué pasa con las típicas preguntas como: “¿Qué está pasando?”. Cuestiones como esta no deberían planteársele a un deportista, pues podría confundirse aún más si intenta resolver el asunto.

    Llegado este punto, podríamos caer en un estado de desilusión. Pero no debemos olvidar que las demandas atencionales de la mayoría de los deportes no son tan extremas como para que la mayor parte de las personas no sean capaces de encontrarlas. Esto significa que hay esperanza para la mayoría de los deportistas.

nbsp;   Hay que entender la psicología en el deporte como un entrenamiento para mejorar nuestro potencial hasta el máximo posible, utilizando diversas técnicas.

Yaiza Henríquez Cárdenes
Licenciada en Psicopedagogía. Atleta. Especialista en Psicología del Deporte.

Arriba


¿Podemos mejorar la concentración?

    Uno de los principales problemas en el deporte es la falta de concentración. Y, sin embargo, pocas cualidades son tan importantes para conseguir un buen rendimiento.

    Pero, ¿qué es realmente la concentración?. Podemos decir que es la focalización de toda la atención en los aspectos importantes de una tarea, ignorando o eliminando todos los demás. La capacidad para focalizar la atención en los aspectos apropiados del entorno, como seguir la trayectoria de la pelota de tenis, y mantener la concentración durante todo el partido, son factores decisivos en la competición.

    Muchas investigaciones muestran que existe una relación inversa entre el nivel de estrés y el grado de atención. Como sabemos, controlar la atención no es tan fácil bajo presión. Más de una vez nos ha sucedido que bajo presión nos hemos comportado de una forma en la que no nos reconocemos a nosotros mismos. Sucede lo mismo em situaciones deportivas estresantes, como la competición.

    Pero faltaría responder a dos de las principales preguntas que nos debemos hacer. ¿Dónde tenemos que centrar la atención?. Y ¿cómo se entrena?.

    Haya deportistas, como los ciclistas que adoptan la llamada “estrategia disociativa”, que consiste en dirigir la atención a cosas fuera de sí mismos; como contar mentalmente hacia atrás, pensar en una canción, etc. Otros, adoptan la “asociativa”, que supone dirigir la atención al dolor y demás signos de malestar físico y psíquico. Esta última estrategia, generalmente, obtiene los mejores resultados.

    La habilidad para concentrarse es una destreza que se desarrolla y perfecciona con la práctica continuada. El entrenamiento de la concentración consiste básicamente en aprender a focalizar nuestra atención en los estímulos relevantes y apartarla de los irrelevantes.

    Las distracciones, al ser pensamientos intrusos respecto a lo que estamos atendiendo, inducen automáticamente al cerebro a ejecutarlos, interfiriendo así en la tarea principal. Algunos errores mentales que suelen producirse son: centrarse en las partes de una actividad automatizada y pensar durante la competición en las consecuencias de la misma.

    Para entrenar la concentración se requiere una previa evaluación del nivel de atención del deportista, el tipo de concentración requerida por su deporte y saber en qué debe focalizarse la atención.

    Existen una serie de técnicas, cuya eficacia ha sido probada, para el entrenamiento de la concentración, como son la concentración en la respiración, el ensayo mental, usar el péndulo, la escucha dicótica, etc. Entrenadores, deportista y psicólogos del deporte deberían detenerse más en estas técnicas y llevarlas a la práctica.

    No podemos ser ingenuos y pensar que la mejora es inmediata, pero a largo plazo sí que se experimenta una gran mejoría. La concentración puede aprenderse y perfeccionarse, pero no podemos olvidar que existen diferencias individuales entre los deportistas, por lo cual se va a requerir de un tratamiento individualizado para cada caso.

Yaiza Henríquez Cárdenes
Licenciada en Psicopedagogía. Atleta. Especialista en Psicología del Deporte.

Arriba


¿Por qué practicamos deporte?

    Muchas veces nos hemos preguntado por qué un corredor de maratón recorre en una competición tantos kilómetros sin llegar a aburrirse. Para responder a esta pregunta debemos recurrir a “lo que mueve” a comportarse de una forma determinada a un individuo, o sea, la motivación.

    La preocupación de los entrenadores por no saber como motivar a sus deportistas se agrava cuando éstos llegan a las adolescencia. Las características de los jóvenes y sus inquietudes han cambiado mucho en estos últimos años, además, hoy en día, existe una mayor oferta de ocio.

    Debemos partir de la idea de que no todos los deportistas participan en el deporte por las mismas razones. Entonces ¿por qué razones puede un individuo prácticar un deporte?. Existen diferentes explicaciones sobre la causa por la cual un deportista practica deporte: por una tendencia heredada, por buscar el placer, para satisfacer unas expectativas o necesidades, para cubrir la carencia de estimulación, para sentirse miembro de un grupo o para sentirse útil.

    La motivación puede ser intrínseca (viene del interior de la persona) o extrínseca (del exterior de la persona). Esta última proviene de otras personas a través de recompensas o castigos. Un grave error cometido por muchos entrenadores es pensar que ellos son la única fuente de refuerzos, olvidando que los refuerzos dados por los compañeros son más efectivos que los proporcionados por el técnico. Los refuerzos extrínsecos (como medallas, trofeos o dinero), aunque son importantes tienden a perder su poder más rápidamente que los intrínsecos, por lo cual sugerimos que los entrenadores deberían esforzarse por lograr transformar la motivación extrínseca en intrínseca.

    La motivación se puede trabajar procurando diversidad de entrenamientos, lugares diferentes de entrenamiento, etc., o en crear un clima agradable y ameno en las sesiones de entrenamiento. Además, también podemos trabajarla usando recompensas y castigos o motivar apelando a las propias creencias y valores de los deportistas o en el valor que tiene el propio deportista.

    Tanto entrenadores como psicólogos del deporte deben centrar sus esfuerzos en conocer lo que mueve a cada uno de sus deportistas a practicar deporte, para así poder trabajar, de forma individualizada la motivación, lo cual nos llevará a una mejora en el rendimiento deportivo.

Yaiza Henríquez Cárdenes
Licenciada en Psicopedagogía. Atleta. Especialista en Psicología del Deporte.

Arriba